lunes, 3 de abril de 2017

LA NOCHE ESTRELLADA: CAPITULO SEGUNDO

LA NOCHE ESTRELLADA: CAPITULO SEGUNDO

CAPÍTULO 2º

Descripción de la obra.

Encontramos una doble representación:
Una real, que se corresponde con el paisaje ondulado de los montes Les Alpilles, y de la situación de los astros en el cielo, donde quedan perfectamente reflejados la constelación de Aries, la Luna y Venus.

Y otra imaginaria que se corresponde con el pueblo sobre el lugar donde realmente solo existen algunas casas de campo aisladas. La aldea, por tanto, se inventa parcialmente y la torre de la iglesia evoca la  patria de Van Gogh , los Países Bajos. Los olivos,  igualmente fruto de su imaginación y la memoria.

Incorpora dos elementos reales pero desplazados de lugar, que juegan un papel importante en la interpretación del cuadro:
-Los cipreses, árboles que rodeaban el monasterio y, que él podía ver lateralmente desde su habitación en una planta baja, y en primer plano , con una perspectiva similar a la que aparece en el cuadro. Y  la iglesia que, según Boime, se trata de Saint Martin, situada al Norte del hospital, y no al  Este como lo pinta Van Gogh.
De los cipreses dirá a su hermano,” los cipreses me preocupan siempre….  En cuanto a líneas y proporciones, es bello como un obelisco egipcio.. es la mancha negra en un paisaje…….pero es una de las notas negras más interesantes, de las más difíciles de captar..”(25 de junio de 1889).




Hay teorías que indican que la pintura trata de la muerte debido a dos razones, la primera, como ya hemos señalado son los cipreses, árboles asociados a los cementerios y ,por ende, a la muerte. La segunda razón es  de un comentario suyo, en el cual decía: “ Mirando a las estrellas siempre me pongo a soñar.¿ Por qué ,me pregunto, no deberían los puntos brillantes del cielo ser tan accesibles como los puntos negros del mapa de Francia? Así como tomamos el tren para llegar a Tarascon o Rouen, tomamos la muerte para llegar a una estrella”. El otro elemento es la iglesia.

Elementos visuales




La línea del horizonte de dirección diagonal, está baja, confiriendo todo el protagonismo al cielo.
Los cipreses del primer plano, junto con la torre de la iglesia constituyen los elementos verticales de la composición.

Hay un contraste, por tanto, entre la verticalidad de los cipreses y la horizontalidad predominante en el cielo estrellado .Estos cipreses rompen la división entre lo celeste y lo terrenal. El gran ciprés del primer plano se convierte , por tanto, en el elemento unificador entre el cielo y la tierra.

Por lo tanto, la profundidad, no se construye basándose en las leyes de la perspectiva tradicional si no a través de la oposición entre el ciprés del primer plano y el pueblo más pequeño del segundo plano.
En el cielo, el centro de interés se corresponde con la estrella más luminosa cercana al ciprés. El aura luminosa que envuelve la Luna, hace que ésta se confunda con un sol.

Los astros se encuentran magnificados por una serie de círculos concéntricos que representan su luminosidad así como sus movimientos giratorios en su desplazamiento por el espacio.
Unas ondulaciones atraviesan el cielo de izquierda a derecha que representan la Vía Láctea y la forma en espiral de las galaxias, hecho que hacía relativamente poco tiempo que había sido descubierto por algunos astrónomos.

Van Gogh, sin darse cuenta, retrató al planeta Venus. Este hecho fue descubierto por el historiador de arte Albert Boime, quien comparó la pintura con una recreación de un planetario del día en que lo pintó: junio 19 de 1889.Ambas eran idénticas, confirmando que la estrella del amanecer, del que le escribió a Theo, realmente se trataba de Venus.


Paralelo a las ondulaciones del perfil de los Alpes, aparece una banda plateada que, según Boime, podría representar las primeras luces del amanecer.

Existen diversas teorías respecto a la interpretación del cielo. Algunos apoyan la interpretación bíblica, basándose en el episodio del Génesis(37,10), según el cual, José tiene un sueño con once estrellas, el sol y la luna( en el cuadro ambos aparecen unidos).

Bajo mi punto de vista ,discutible, por supuesto, Van Gogh ,  que tenía una terrible necesidad de religión, se iba por la noche a pintar las estrellas. Parece como si la contemplación de las estrellas originara una terrible necesidad de religión que se calmara con la pintura. El artista, invadido por tantos sentimientos afectivos, estéticos y religiosos tomó los pinceles y, como un autómata, como si alguien guiara su mano, pintó su gran obra maestra. Tal vez por ello nunca se dio cuenta de lo que había realizado.

Siempre me extrañó que fuese éste el único cuadro de noches estrelladas en que no apareciesen figuras humanas. Ahora creo que  Van Gogh pintó mucho más. Pintó la Vida, bajo la forma de árboles y pintó al Hombre, bajo el símbolo de su inteligencia: el fuego, cuyo reflejo se aprecia en las ventanas de las casas.

Como en muchos  cuadros religiosos del barroco, se distinguen dos zonas perfectamente definidas: la tierra, de un realismo “vangoghiano” y el cielo, cargado de simbolismo ,cuyas formas exageradas invitan a asociaciones extravisuales.

Como resumen, podría decir que es un cuadro muy dinámico, donde se funden naturalidad y espiritualidad, estando todo él pleno de transcendentalismo. Si bien su intencionalidad era la de pintar un cuadro esperanzador, no religioso, le fue imposible evitar que sus sentimientos se transparentaran en su obra.

El investigador español, José Navarro, defiende la teoría de la representación por parte del pintor de la constelación de Aries, visible desde el sur de Francia en las noches del 14 al 19 de junio de 1889, que es cuando se estima que se realizó la obra. Además, en estos días, la luna estaba en cuarto menguante, al igual que “La noche estrellada”.

José Luis Aragón y su equipo del Centro de Física Aplicada de la UNAM, en un artículo en la  revista “Nature”, determinaron que “La noche estrellada”  tiene patrones de claro/oscuro que se acercan mucho a la estructura matemática con la cual se calcula en la actualidad la turbulencia de fluidos y gases, descrita por el ruso Andrei Kolmogorov, en 1940.

Por lo tanto, son dos   las posibles interpretaciones:
- Como regreso de Vicent a sus convicciones religiosas de juventud expresadas como sacralización de la naturaleza: el ciprés y la aguja de la torre de la iglesia unen simbólicamente la Tierra y el Cielo.
- Y como expresión de sentimientos relacionados con lo eterno o cósmico.

Hay que recordar el interés de Van Gogh  por las lecturas literarias y científicas. Conocía los últimos descubrimientos astronómicos por el seguimiento que hacía de los artículos de divulgación que aparecían en revistas especializadas como L’Illustration, L’astronomie, y  Harpers’ Weekly. Apreciaba los trabajos de Flammarion, astrónomo muy popular en su época, equivalente en la nuestra a Francois Sagan o a Isaac Asimov. Por tanto, conocía la teoría de que la Tierra forma una unidad con el cosmos, y que obedece, como los otros planetas, a las mismas leyes de Kepler, y que  cuando la exploramos, es como si explorásemos los demás cuerpos celestes.

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