LA NOCHE ESTRELLADA: CAPITULO CUARTO
Aporte de la influencia de la pintura japonesa en Van Gogh.
Grandes hitos en la historia han sido consecuencias de hechos puntuales y triviales. La llegada del arte japonés al denominado “Occidente” y su furor a mediados del siglo XIX fue debido a varios factores, como el hecho de la apertura de Japón al mundo con la llegada de la Era Meiji. Pero el descubrimiento de este nuevo arte fue debido a las decoraciones que pequeños objetos como jarrones o cajitas de té traían consigo. La escuela de pintura de Ukiyo-e, pinturas que reflejaban el día a día de la clase media japonesa, acostumbraba a ser utilizada como arte decorativo. Fue gracias a eso que se dio a conocer e hizo crecer con un gran auge el interés por coleccionar materiales u obras japonesas.
El exotismo de los trazos, el “orientalismo”, la nueva manera de ver la pintura, la sencillez, el color, las dos dimensiones y la relación con la naturaleza eran características implícitas del arte japonés tan distintas a la vía del realismo que se estaba utilizando en Europa que esa diferencia, creo excitación y curiosidad. El realismo terminó y el Art nouveau tomo su lugar, bebiendo de los manantiales que el arte japonés producía y mezclándolos con la propia actitud europea. Artistas como Van Gogh, Monet, Renoir o Gaugin fueron seducidos por ese exotismo de la diferencia. Pongamos por ejemplo Van Gogh, sus pinturas carecen de sombras y luces, de difuminados, de colores fríos, de profundidad. En cambio tienen simplicidad, naturaleza y rebosan colores intensos. ¿Quién no le encuentra el parecido al remolino en el cielo de La noche estrellada con la ola de Kanagawa oki nami ura de Hokusa.
Este artículo está titulado de acuerdo a la onomástica japonesa, en que el apellido precede al nombre.
Katsushika Hokusai (葛飾 北斎?), conocido simplemente como Hokusai (北斎?) (Edo, actual Tokio, 31 de octubrede 1760 - 10 de mayo de 1849) fue un pintor y grabador japonés, adscrito a la escuela Ukiyo-e del periodo Edo. Es uno de los principales artistas de esta escuela conocida como «pinturas del mundo flotante». 1 También es conocido por la diversidad de nombres que utilizó a lo largo de su carrera profesional, Shunro, Sori, Kako, Taito, Gakyonjin, Iitsu y Manji.2 Fue autor de una obra inmensa y variada. Por ejemplo, en el Hokusai Manga (北斎まんが, Hokusai Manga) (1814-1849),n. 1 muestra la vida diaria de su población, con una gran exactitud y sentido del humor.3 Realizó grabados de paisajes, las Treinta y seis vistas del monte Fuji (富嶽三十六景, Fugaku Sanjūroku-kei)(ca. 1830-1833)4 y las Cien vistas del monte Fuji (1834),3 que reflejan en parte una fijación personal con el Monte Fuji. Fueron obras de esta serie, La gran ola de Kanagawa (神奈川沖浪裏, Kanagawa Oki Nami Ura) y Fuji en días claros (凱風快晴, gai kaze kaisei), las que aseguraron la fama de Hokusai, tanto dentro del Japón como en el extranjero. A mediados del siglo XIX sus grabados, así como los de otros artistas japoneses, llegaron a París. Allí eran coleccionados, especialmente por parte de artistas impresionistas de la talla de Vincent Van Gogh, Claude Monet,Edgar Degas y Henri de Toulouse-Lautrec, cuya obra denota una profunda influencia de los grabados mencionados. El historiador Richard Douglas Lane ha dicho de él y su obra: En efecto, si hay un trabajo que hizo el nombre de Hokusai famoso, tanto en Japón como en el extranjero, debe ser esta serie de impresiones monumental ... Lane, Richard (1978). Images from the Floating World, The Japanese Print
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