sábado, 4 de noviembre de 2017






                                    EL RETRATO DE JEANNE HÉBUTERNE 
                                    MODIGLIANI
                    




                        Una gran retrospectiva en Londres reúne los desnudos, esculturas y retratos de Amedeo Modigliani, uno de los iconos del París de la vanguardia y la bohemia.

Murió joven ( a los 36 años) pero le dio tiempo a revolucionar el arte de su tiempo y a crear un lenguaje visual propio muy personal. Modigliani modernizó la pintura figurativa a base de  experimentación y atrevimiento. Por sus desnudos los acusaron de indecencia y escándalo público y la Policía intervino en su única exposición en vida. También fue un escultor brillante influido por su amigo Brancusi.

Antes de entrar en la descripción del retrato es conveniente conocer la historia que existió entre ambos.


modigliani-historias-juan carlos boveri

Es el día 24 de enero de 1920, en el hospital de la Caridad, en París, Amedeo Modigliani acaba de morir de meningitis tuberculosa. Antes de ser internado, ha pasado una semana gravemente enfermo en su estudio de la calle Grande Chaumiére, en Montparnasse. Unos vecinos se preocupan al no verlo desde hace días y golpean a la puerta. Lo encuentran en la cama. Agoniza. A su lado, sin dejar de tomarle la mano, está Jeanne Hébuterne que se encuentra embarazada de ocho meses. Durante esa semana no han recurrido a nadie. Viven en un estado de completa miseria y han alcanzado el grado de inanición.

modigliani1-historias-juan carlos boveri

Amedeo Modiglini era italiano, hijo de un prestamista que se arruinó por comprender las necesidades de sus clientes y no cobrarles. Su madre enseñaba en escuelas y escribía cuentos. Tenía tres hermanos con los que compartió la pobreza de toda su familia. Durante su adolescencia, después de padecer algunas enfermedades, contrajo la tuberculosis que lo llevaría a la muerte años más tarde.
Amedeo, que nació en Livorno el 12 de julio de 1884, viajó a Florencia y Venecia para aprender pintura. Más tarde, fue a la ciudad con la que se lo identificaría: París. Allí comenzó una vida que lo conviertió en el prototipo del artista bohemio: mujeres, pobreza, alcohol, drogas.
Su magnetismo con las mujeres lo llevaron a experimentar constantes romances con mujeres de todos los niveles sociales. Comenzó una relación seria cuando conoció a Beatrice Hastings, seudónimo de Alice Emily Haig. Ella era inglesa, escritora y crítica literaria. En el momento en que se relacionó con Modigliani, Beatrice era una de las figuras del movimiento literario parisino. Excéntrica, exhibicionista y bisexual, vivió con el pintor durante dos años en un apartamento de Montparnasse y le sirvió de modelo en varios cuadros.
Modigliani se emborracha o se drogaba continuamente. Borracho o drogado se mostraba violento y terminó por caer en estado de profunda tristeza. Permaneciendo normal, se le veía bastante tímido, agradable y seductor. Le gustaba hablar de sus libros preferidos  que cita de memoria, Los cantos de Maldoror, del conde de Lautreamont, o de La Divina Comedia, de Dante. Los problemas de salud nunca lo abandonaron. Sintiéndose, sobre todo, escultor, debe dejar de esculpir porque el polvo le afectaba. Tampoco  podía alistarse en el ejército al comenzar la primera guerra mundial. Su vida transcurrió entre un largo recorrido por los bares de París, los romances, y la venta de sus cuadros por precios suficientes para comprar lo mínimo de comida y todo lo posible de alcohol y drogas. El esoterismo y la astrología lo atraparon y fueron dos de los principales temas de sus conversaciones en los cafés a los que, diariamente,iba.
Tenía 32 años cuando conoció al marchante Leopold Zborowski,  que hacía varias cosas por Amedeo: actuó como su amigo, le organizó la primera exposición en 1917, que fue clausurada porque los desnudos presentados ofendieron la moral pública, se hizo pintar varios retratos por los que pagó
 unos centavos, y se hizo millonario a la muerte de Modigliani, pero tuvo mala suerte y se arruinó en 1929 con el crac de la bolsa de Nueva York y terminó muriendo en la pobreza.
Es en este momento en el que su amiga y ex amante, la escultora ucraniana Chana Orloff, le presentó a una joven de 18 años que había posado para Foujita, el pintor japonés. Ella era Jeanne Hébuterne.

hebuterne-historias-juan carlos boveri


Jeanne en compañía de su hermano André, también pintor, se relacionaba con la comunidad artística de Montparnasse. Ella había nacido en la ciudad de Meaux y su  padre era un culto que trabajaba de cajero en una mercería. Jeanne estaba estudiando pintura y posaba para ganar algún dinero. En marzo de 1917 le presentaron a Modigliani y se enamoró perdidamente de él. Su padre, al enterarse, se enojó con Jeanne y dejó de enviarle dinero.  Era un hombre de costumbres austeras, católico, y no estaba dispuesto a que su hija tuviera relación con un judío borracho y libertino.
A pesar de todo, Jeanne se fue a vivir con Amedeo en el taller de Montparnasse que le había alquilado Zborowski. Era una muchacha muy bella, tranquila, delicada, amable. En el otoño del año siguiente viajaron a Niza, en la Riviera francesa. Zborowski le había dicho a Modigliani que era un buen lugar para vender sus cuadros de desnudos. Había allí muchos ricos. Pero todo fue un fracaso. En ese mismo año de 1918 fue internado en una clínica para ser tratado de su tuberculosis. Mientras él trataba su enfermedad Jeanne dio a luz  una niña a la que  puso su nombre. Amedeo le dijo a Jeanne que no estaban en condiciones de mantenerla y la convenció para que la entreguase en un asilo. La niña nunca fue dada en adopción, la adoptó años después la hermana de Modigliani. Jeanne ya convertida al casarse en Jeanne Hébuterne Modigliani de Nechstein, escribió la más importante biografía sobre Modigliani: Modigliani, hombre y mito.

hebuterne1-historias-juan carlos boveri

Sin detenerse en sus adicciones pintó todo el tiempo, fue capaz de terminar un cuadro en dos horas, su inspiración y talento se lo permitían. Era uno de los más grandes pintores europeos pero vivía en la miseria. Algunas veces, él y Jeanne recibían dinero que uno u otro amigo adinerado les daban, pero siempre era ocasional. Modigliani vivió en un torbellino y Jeanne fue arrastrada junto con él. Ella lo siguió de forma incondicional, todo lo aceptaba y lo soportaba. Su amor por Amedeo era tan intenso como el de él  por ella. Tan cierta era la fuerza del amor que los unió que en esos años todos quienes los conocieron sólo hablaban de eso. En un segundo plano quedaron los comentarios sobre las descomunales borracheras de Modigliani que lo persiguían desde siempre. Eran llamados “Los amantes de Montparnasse”.

 modigliani.hebuterne-historias-juan carlos boveri
Modigliani por Hébuterne-Jeanne Hébuterne por Modigliani

Destruido por la enfermedad y los excesos, Modigliani alcanzó los niveles más bajos de la destrucción física y psíquica. En la última semana que le quedaba de vida, no pudo moverse de la cama. Jeanne no salió ni un momento del cuarto. Ni él ni ella comían. Es como si los dos se hubieran resignado a una muerte inevitable. Nadie los ayudaba porque nadie sabía lo que está sucediendo. Cuando intervienieron los vecinos el médico sólo pudo certificar el estado agónico del paciente.
El 24 de marzo de 1920, a los 35 años, murió Modigliani. Su entierro fue uno de los más concurridos de la historia de París. Todos los artistas de Montmartre y Montparnasse acudieron a despedirle.
Jeanne Hébuterne embarazada de ocho meses, en la noche de la muerte de Amedeo Modigliani, se suicidó arrojándose al vacío desde el quinto piso de la casa paterna. El cuerpo cayó en el patio interno. El portero lo levantó y lo llevó a casa de sus padres que rechazaron el cadáver y cerraron la puerta. El portero llevó el cadáver al taller de Montparnasse. No lo dejaron entrar. Luego, lo dejó en la comisaría. En forma anónima, apenas con dos o tres personas acompañando el féretro, fue enterrada Jeanne Hébuterne pocos días antes de cumplir 22 años.
Diez años después, Amedeo y Jeanne, fueron enterrados juntos en la misma tumba.

    Como ya hemos dicho anteriormente la protagonista es su musa y amante.

   Este retrato ambientado en un interior, nos muestra a Jeanne relajada, sentada , con las manos , una sobre su regazo y la otra apoyando  su dedo en la mejilla. Al analizarlo, observamos algunas de las características de los retratos del pintor: 
  • Tratamiento suave y delicado de la figura.
  •  Formas alargadas, sinuosas y planas.
  •  Rostro ovalado, cuello alargado y los rasgos de la cara ojos, nariz y boca, muy simples pero marcando la individualidad de la persona.

     La cabeza ovalada , los ojos almendrados y el cuello largo desvelan la influencia que ejercía el arte antiguo(sumerio, egipcio y griego) sobre Amedeo Modigliani. Igualmente era un conocedor profundo del arte de su país natal, Italia: una de las obras que se relaciona muy a menudo con sus retratos tardíos es la magnífica Virgen del cuelloo largo, del pintor manierista italiano Parmigianino.


     La postura es totalmente intencionada. Modigliani decía que para poder pintar necesitaba tener delante una persona viva. Posaron para él muchos de sus amigos, Juan Gris y Jean Cocteau, entre otros. Jeanne Hébuterne lo hizo muchas veces. En este retrato posa sentada, con la cabeza ligeramente inclinada y apoyada sobre un larguísimo y doblado dedo índice y con el brazo levantado haciendo visible el vello en las axilas, todo ello no es casual: es una pose hecha para él.


     Los ojos se muestran vacíos y distantes. Jeanne Hébuterne era una persona amable,tímida y callada, características que este retrato logra transmitir, pese a que los ojos, de color azul claro , sin iris ni pupila marcan una clara distancia con el espectador. Solamente las ligeras pinceladas en tonos marrón y ocre que rodean los ojos consiguen que el azul plano se convierta en ligeramente modulado.La Jeanne real tenía unos ojos muy expresivos.


     El fondo de la composición es simple y nada casual. Las formas geométricas simplificadas que  componen el fondo del cuadro, así como el sillón amarillo, son ejecutadas con pinceladas muy rápidas y caóticas, casi a modo de garabatos.Aun así muestran una mano muy segura ya que las pinceladas nunca sobrepasan los contornos ni invaden la superficie destinada a otro color. En muchas zonas, muy especialmente en los bordes, el artista prefiere no cubrir con pintura todo el lienzo.


     Los colores muestran grandes contrastes. A pesar de que los colores son suaves, crean grandes contrastes entre ellos. Así, el rojo de los pequeños labios resalta sobre la piel clara, o el pelo rojizo oscuro destaca frente a la blusa blanca. Modigliani enmarca los colores con contornos, algunos de ellos tan pálidos y finos que casi parecen líneas a lápiz y otros más bastos y negros. Hasta la firma, inusualmente situada en la parte superior del lienzo, resalta sobre el tono celeste de la pared.